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Aunque algunos piensen que se trata de un problema ajeno a los humanos, por desgracia, está lejos de serlo. Los incendios forestales son causados por el hombre, al menos en un 99% de los casos. ¿Y el resto? Ese 1%, conocido como causas naturales, suelen referirse a sucesos aislados tales como la caída de rayos en zonas cordilleranas afectadas por la sequía.
Podríamos suponer, entonces, que el conocimiento de estas elevadas cifras ha generado un cambio en nuestra sociedad y que, al menos en los últimos años, han disminuido. Sin embargo, lo que ocurre realmente es todo lo contrario. Cada temporada es más fuerte y potente que la otra, lo que ha provocado que, en el caso de nuestro país, nos encontremos en peligro inminente de incendios forestales al menos 8 meses al año.
Cuando hay un incendio forestal, todo cambia. Literal. Estos siniestros, cada vez más extensos, más voraces y más destructivos, ocasionan un daño irreversible en nuestro medio ambiente. Algunos visibles –como la destrucción de nuestros bosques y fauna– y otros que son difícil de percatar, como la liberación de enormes cantidades de CO2 a la atmósfera, la pérdida del suelo fértil, el avance de la erosión, la alteración del ciclo hidrológico, entre otros.
En Chile, el año 2017 vivimos el incendio más destructivo a nivel nacional. Seis regiones del centro y sur del país (entre Coquimbo y Biobío) se vieron afectadas por múltiples incendios forestales llegando a consumir más de 596.000 hectáreas. Esta cifra llegó a posicionarnos en el 7mo lugar del ranking mundial de los mega incendios forestales de la historia. Se calcula que, en total, 185 especies de flora y fauna nativa fueron afectadas por los incendios; hubo 15.759 hectáreas quemadas de bosque nativo, 1.139 personas debieron ser albergadas, 3.084 damnificados y 1.047 viviendas resultaron destruidas. Las víctimas fatales fueron 13.
En el resto del mundo, las cifras son igual de alarmantes, e incluso más. Además de las consecuencias mencionadas anteriormente, como la gran pérdida de biodiversidad, hay daños que son irreparables y que no solo afectan a un país, sino que al mundo entero. Un ejemplo de esto es el caso del incendio forestal de Australia el año 2019. A raíz de su humo, expertos anunciaron recientemente que se creó un agujero en la capa de ozono de la atmósfera.
“Los investigadores afirman que, en la estratósfera -que parte a unos 10 kilómetros de altura y termina a los 50 kilómetros- el humo ha afectado el aire en un área que se extiende por miles de kilómetros y también ha bloqueado la luz solar a una “escala planetaria”, replicando los efectos de una erupción volcánica”, aseguran desde el diario La Tercera.
Los incendios en California, Estados Unidos, son otro caso importante. Luego de semanas de incendios que devastaron más de dos millones de hectáreas y provocaron 27 muertes en la costa oeste, observaciones satelitales revelaron concentraciones de monóxido de carbono a gran altitud que son más de 10 veces las habituales. Se trata de un gas que puede persistir en la atmósfera durante aproximadamente un mes y puede ser transportado a grandes distancias.
Nuestra invitación, al igual que todos los años, es a que nos convirtamos en los guardianes de nuestros bosques y seamos cuidadosos con nuestras acciones. Y es que pese a que la mayoría de los incendios forestales sean provocados por los humanos, no siempre son intencionados, sino que pueden surgir a partir de un mínimo descuido.
En estas fechas, cuando las temperaturas sobrepasan los 30 grados, esas pequeñas acciones pueden terminar costándonos nuestros bosques, nuestra fauna, nuestro planeta. Por ello, los invitamos a cambiar esta realidad y que la única propagación que escuchemos, sea la de la prevención.
¡Y también pueden sumarse a reparar el daño causado! ¿Cómo? Plantando un árbol en nuestros proyectos de reforestación. Lo hacemos, porque los ecosistemas sanos forman la base de un mundo sustentable, y porque es nuestra manera de dejar el mundo mejor que como lo encontramos. Haz click aquí para plantar un árbol.
Soledad Corti Otaegui de Chile ha plantado 1 árbol en la Patagonia.