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Árboles plantados
En el corazón de la Patagonia, se encuentra un tesoro natural de incomparable belleza: el Parque Nacional Cerro Castillo. Ubicado en la región de Aysén, cautiva con su imponente cordillera, bosques andinos patagónicos y lagunas cristalinas que reflejan la impotente naturaleza en su estado más prístino.
Con una superficie de 138.164 hectáreas, se distribuye en tres sectores independientes denominados: Lago Elizalde, Lago Paloma y Cerro Castillo. Su creación, en 1970, fue bajo el nombre de Reserva Nacional Cerro Castillo, sin embargo, en 2018 fue designado como uno de los nuevos Parques Nacionales de Chile, como uno de los principales anfitriones de la nueva “Ruta de los Parques”.
El Parque Nacional Cerro Castillo protege una amplia variedad de ecosistemas, desde bosques nativos hasta glaciares, lagunas y montañas, siendo uno de los paisajes más atractivos de nuestro país. Su reconocido Cerro Castillo, con sus afiladas cumbres y glaciar, atraen a visitantes de todo el mundo, convirtiéndose en un destino que brinda oportunidades económicas a las comunidades locales, fomentando el desarrollo sostenible y la conservación del área.
Además, se trata de una fuente de agua dulce muy importante para los centros poblados cercanos al parque, principalmente Villa Cerro Castillo y Puerto Ingeniero Ibáñez, quienes dependen directamente del agua proveniente de cursos de agua del deshielo de los glaciares y de las precipitaciones en las altas montañas.
Los bosques caducifolios dominan el parque, donde destaca la presencia de sus dos árboles nativos distintivos: la lenga y ñirre, aunque también es posible encontrar especies típicas del bosque siempreverde como el Coigüe de Magallanes. Dentro de sus especies arbustivas, destacan notros, calafates, chilcos y chauras, mientras que con durante el término de la primavera ya se pueden avistar especies endémicas de orquídeas silvestres.
Se trata de uno de los pocos lugares en que se mantiene una población de huemules, especie en peligro de extinción. Se estima que no más de 1.500 huemules sobreviven en Chile y Argentina como resultado de reducciones de más del 99% en el tamaño de la población y de más del 50% en distribución. También alberga el famoso cóndor andino, el puma y el guanaco, y es refugio de aves como el Rayadito, Carpintero Negro, Chucao y Churrín del sur.
Desde principios del siglo pasado, hemos sido testigos de los devastadores incendios forestales en el sur de nuestro país. Estos siniestros han dejado a su paso una destrucción masiva en vastas extensiones de terreno. Para entender mejor las razones detrás de estos incendios, es importante mencionar la promulgación de la ley de Constitución de la Propiedad Austral, la cual incentivó la generación de áreas despejadas en terrenos y la realización de inversiones como requisitos para obtener el derecho de propiedad sobre dichos terrenos. Como resultado, se desencadenó una práctica extendida de quema de bosques en todo el sur del país, incluyendo la región de Aysén. Estas quemas se llevaron a cabo con el propósito de limpiar los terrenos y cumplir con los requisitos establecidos por la ley, sin embargo, sus consecuencias fueron desastrosas para los ecosistemas forestales y la biodiversidad de la región.
Plantamos más de 106.000 Nothofagus pumilio (lenga), especie nativa de los bosques andinos patagónicos de Chile y Argentina.
Realizamos 12 voluntariados junto a la ciudadanía, instituciones y empresas para que pudiesen vivir en primera persona la experiencia de contribuir en la reforestación del parque.
Como en todos nuestros proyectos, hicimos monitoreo durante los primeros cinco años de cada plantación.
Soledad Corti Otaegui de Chile ha plantado 1 árbol en la Patagonia.