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La región de Magallanes y la Antártica Chilena es una de las áreas con mayor relevancia ecosistémica en Chile y el mundo. Su diversidad ambiental, determinada por marcadas diferencias topográficas, hidrográficas, vegetacionales y climáticas, la convierte en un espacio único en términos de biodiversidad y conservación. Aquí exploraremos las características que hacen de Magallanes una región de valor incalculable, basándonos en diversas fuentes que resaltan su riqueza natural y su rol en la mitigación del cambio climático.
La región de Magallanes se destaca por su abundante fauna silvestre y la alta diversidad de especies que alberga, en comparación con otras zonas de Chile. Según datos del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), en esta región habitan alrededor de 75 especies de mamíferos, representando un 79% del total nacional, y unas 200 especies de aves, incluidas subespecies, lo que equivale al 45% del total en el país. Esta diversidad se ve favorecida por la gran extensión de superficies en estado prístino, lo cual permite que numerosas especies encuentren aquí un hábitat adecuado para prosperar en libertad.
Magallanes es también el hogar de especies amenazadas que requieren protección especial, como el huemul (Hippocamelus bisulcus), el abejorro nativo (Bombus dahlbomii), y el canquén colorado (Chloephaga rubidiceps). La conservación de estas especies no solo es importante a nivel nacional, sino también internacional, dado que muchas de ellas son exclusivas de este territorio.
Con una extensión que la convierte en la región más extensa de Chile, el 52% de Magallanes está constituido por Áreas Silvestres Protegidas. Entre las más destacadas se encuentran el Parque Nacional Torres del Paine, el Parque Nacional Bernardo O’Higgins y el Parque Nacional Cabo de Hornos (SERNATUR). Estos parques, además de resguardar importantes paisajes y especies, también son cruciales para la protección de ecosistemas esenciales en la regulación climática global.
La región de Magallanes es única en Chile debido a su alta presencia de ecosistemas de turberas, los cuales cubren aproximadamente el 17% del territorio regional, lo que equivale a 2.270.126 hectáreas (Humedales y Turberas en Chile, CMA, 2017). Las turberas son ecosistemas de gran importancia para la regulación del clima, dado que actúan como sumideros de carbono, ayudando a reducir los gases de efecto invernadero en la atmósfera. Además, estas áreas húmedas cumplen una función clave en la regulación del ciclo del agua y la conservación de la biodiversidad.
Magallanes cuenta con cuatro zonas biogeográficas que abarcan 19 tipos de ecosistemas terrestres diferentes, de los cuales 15 son exclusivos de la región (Manuel de Ciencia Ciudadana para la Biodiversidad de Magallanes). Esta diversidad de ecosistemas hace que la región sea esencial no solo para la preservación de la flora y fauna, sino también para la investigación científica y la educación ambiental. La existencia de estos ecosistemas endémicos refuerza la necesidad de conservar y proteger esta región de manera especial, ya que se trata de áreas únicas que no pueden encontrarse en ninguna otra parte del mundo.
Finalmente, la región de Magallanes juega un rol crucial en la mitigación del cambio climático. En su territorio se resguardan ecosistemas de alto valor como glaciares, bosques siempreverdes y turbales, que funcionan como sumideros de carbono, absorbiendo CO₂ y otros gases de efecto invernadero. Estos ecosistemas ayudan a estabilizar el clima global y a proteger la biodiversidad a nivel mundial, haciendo de Magallanes una región de gran importancia en los esfuerzos contra el calentamiento global.
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Soledad Corti Otaegui de Chile ha plantado 1 árbol en la Patagonia.