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Chile enfrenta una crisis que afecta la calidad de, literal, la mayoría de sus habitantes: la alarmante falta de áreas verdes en nuestras ciudades. El acceso desigual a estos espacios no solo limita las oportunidades de esparcimiento y recreación, sino que también agrava problemas ambientales como las islas de calor urbano, fenómeno que aumenta las temperaturas en zonas con escasa vegetación.
En las últimas décadas, el crecimiento desordenado de las ciudades ha intensificado el fenómeno de las islas de calor urbano, donde las temperaturas en sectores con poca o nula vegetación son considerablemente más altas que en áreas con cobertura arbórea. Un estudio de Corporación Ciudades revela que las comunas del sector norponiente de Santiago, como Cerro Navia, Lo Espejo, Quilicura y San Ramón, han sido las más afectadas por las temperaturas máximas diarias en la última década.
Durante el verano de 2019-2020, estas comunas registraron el 100% de sus unidades vecinales con temperaturas por encima del promedio, lo que evidencia la urgencia de actuar. El arbolado urbano no solo brinda grandes espacios de sombra, sino que también puede enfriar el aire entre 2 y 8 grados centígrados.
La falta de áreas verdes accesibles es otro de los grandes desafíos que enfrentamos. Según un estudio del Centro de Políticas Públicas UC, solo un tercio de los habitantes del Gran Santiago tiene acceso a una plaza o parque a menos de 400 metros de sus viviendas. Mientras que, a nivel nacional, solo 18 de las 117 comunas estudiadas cumplen con el estándar de 10 m² de áreas verdes por habitante, dejando a más de 7,6 millones de chilenos con menos de 5 m² por persona.
Los árboles no solo regulan la temperatura, sino que también desempeñan un papel clave en la prevención de inundaciones, al interceptar más de 15.000 litros de agua por año. Además, los árboles grandes son filtros naturales que retienen partículas contaminantes y mejoran la calidad del aire. Un árbol maduro puede absorber hasta 150 kg de gases contaminantes por año, lo que contribuye a mitigar los efectos del cambio climático.
También, proporcionan hábitats para la fauna, aumentan la biodiversidad urbana y ofrecen espacios de interacción social, fomentando la cohesión entre los vecinos y un mayor sentido de pertenencia en las comunidades.
El acceso a áreas verdes también tiene un impacto positivo en la salud física y mental de las personas. La ONU señala que vivir cerca de espacios verdes puede reducir el estrés y la presión arterial alta, contribuyendo así al bienestar general de las comunidades urbanas.
La falta de áreas verdes en Chile es un problema que no podemos ignorar. Las ciudades necesitan urgentemente un plan que no solo incluya más espacios verdes, sino que los restaure de manera sostenible, involucrando a la comunidad en su diseño y mantención.
En Fundación Reforestemos estamos comprometidos con la restauración del arbolado urbano, y necesitamos tu ayuda para continuar con esta labor esencial. Planta un árbol con nosotros en reforestemos.org y sé parte de la solución. ¡Juntos podemos hacer la diferencia y garantizar un futuro más verde y saludable para todos!
Soledad Corti Otaegui de Chile ha plantado 1 árbol en la Patagonia.