Diciembre es mes de celebraciones y, en consecuencia, de consumo excesivo. Según la Cámara de Comercio de Santiago, los chilenos desembolsaron en promedio 210 mil pesos el 2018, lo que equivale a un 36% más que el resto del año. En 2019, en cambio, la cifra disminuyó –llegando a los 167 mil pesos– sin embargo, también implicó un aumento de gasto en comparación con los meses anteriores. Desafortunadamente, la billetera no es la única que paga las consecuencias, sino que también el medio ambiente. Y es que en estas fechas es cuando se genera un mayor impacto en nuestro planeta.
Árbol consciente: Los árboles artificiales se fabrican a partir de un tipo de plástico denominado policloruro de vinilo (PVC), un derivado del petróleo que puede contener plomo y otras sustancias tóxicas. Además, según el Departamento de Comercio de Estados Unidos, cerca del 80% son creados en China, donde la mayor parte de la electricidad se genera a partir de la quema de carbón, una de las fuentes de combustible más contaminantes. La invitación es a ser responsables con su consumo. Quienes ya tienen, podrían reutilizarlo cada año y para quienes están pensando en comprar uno nuevo, les tenemos la buena noticia de que existen diferentes ideas para reemplazar el clásico pino navideño artificial, como armar uno a partir de materiales que se tienen a la mano o hasta residuos.
Regala verde: Chile es el país de Sudamérica que más genera residuos, llegando a los 456 kilogramos por persona, según Greenpeace Chile. Y aunque la Navidad pareciera ser una fecha difícil para revertir esta situación, existen diferentes opciones para que los regalos no terminen convirtiéndose en basura. Aquí algunas ideas:
Árboles nativos: ¿Habrá un regalo más consciente que uno que contribuya a la recuperación de nuestros bosques? Por solo $4.000 puedes comprar un árbol nativo, elegir la zona dónde quieres que sea ubicado y nosotros lo plantaremos en nombre de la persona a la que esté destinado este regalo, quien -además- recibirá un correo con un certificado donde aparecerá un link geo-referenciado a Google Maps con la ubicación exacta de donde estará su árbol. Para más información haz click aquí.
Comida en frascos reciclables: las opciones son infinitas y algunas de ellas pueden ser mermeladas, galletas o membrillos. Otra idea es agregar las medidas exactas de algún postre para que la persona se anime a prepararlo.
Experiencias: a través una tarjeta uno puede hacer un ‘vale por’ de alguna actividad.
Tiendas de segunda mano: reutilizar objetos o ropa para alargarles su vida útil.
Adornos sustentables: es importante ser creativo y usar las cosas que se tienen en la casa para crear nuestras propias decoraciones navideñas. De esta manera, estaremos evitando consumir de más y usar materiales que son difíciles de reciclar. Además, es una excelente idea para mantener a los niños ocupados y enseñarles a explorar su lado más artístico. ¿Necesitas inspiración? En esta nota una idea para hacer un centro de mesa y un candelabro.
Envoltorios ingeniosos: aunque los regalos perfectamente envueltos adornen la superficie del árbol, son una amenaza para nuestro planeta. Y es que la mayoría de los papeles de regalo y bolsas producidos en masa están impresos con tintas insostenibles y recubiertos con láminas brillantes, que no son reciclables. Nuevamente, hay que ser creativos y buscar diferentes envoltorios con materiales que ya estén al alcance de uno, como papel de diario o género de alguna prenda que no se usa.
Que no se bote comida: cada año se desperdician 1.300 millones de toneladas de comida, y en Chile, 3.700 millones de kilos. Estas cifras, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), equivalen a un tercio de la producción de alimentos para el consumo. En Navidad -asegura el diario El Comercio- estas cifras podrían hasta duplicarse. ¿Cómo podemos evitar esto?
Hacer un menú con todas las cosas que se quieren preparar para no improvisar y terminar comprando de más. Antes de hacerlo, revisar qué hay disponible en la despensa y refrigerador.
Mientras se esté cocinando, destinar un recipiente para ir agrupando los residuos orgánicos como las cáscaras de verduras, frutas y huevos. Si se tiene una compostera se pueden depositar ahí o entregárselos a alguien que la tenga.
Buscar recetas que se puedan preparar a partir de alimentos que solemos destinar a la basura, como las hojas de verduras, que sirven también para preparar pesto, aliños o hasta decorar.
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Soledad Corti Otaegui de Chile ha plantado 1 árbol en la Patagonia.